Contengo mi respiración, una estrella cae perdiendo el fulgor mientras se entretiene la arena…parece eterna cuando sale de la inspiración, contiene una carta en su interior:
“En el mundo siempre se mueve la tierra, hay tragos amargos y golosinas, hay gente bruta y astuta, ricos y pobres, cosas bonitas y un par de tragedias, personas cuerdas y locos de mente, hay mentiras y falsedades, verdades y casualidades, derrotas y fracasos accidentales, medallas y trofeos, vitaminas y proteínas, hay vida y muerte, hay decisiones divididas, entradas y salidas, hay gente ordinaria y gente elegante pero no hay nadie como tu…”
Me abrazó al instante mismo que tu me dijiste adiós, y no fue una gran tristeza, fue como ir de menor a mayor… No me hubieras dejado esa noche porque esa misma noche encontré un amor, parecía que estaba esperando tu momento de partir, parecía haber observado mis momentos junto a ti.
Abrázame y muérdeme, llévate contigo mis heridas…déjame mientras yo contemplo tu partida en espera de que vuelvas…Y ya te vas, que me dirás… que poco sabes tu decir, despídete, ya no estarás, al menos ten conmigo esa bondad, te extrañaré no mentiré, me duele que no estés…y tu te vas; llévate contigo mis heridas, murmúrame y ládrame, grita hasta que ya no escuche nada, solo mira como me quema tu resplandor, aquí en espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi…
Mas ahora que recuerdas mis brazos vuelves, será por siempre tu amante, tu novia, tu confidente…la soledad.
Te dí mis noches, mi pan, mi angustia, mi risa…a cambio…de tus besos y tu prisa, pues, aunque nos parecemos, no somos los mismos.
